Qué son las vacunas de segunda generación contra el coronavirus y cómo es la que se desarrolla en la Argentina

Pese a que aún hay un gran número de personas que no recibieron su primera dosis, ya existen estudios en la búsqueda de un suero eficaz contra las nuevas variantes del SARS-CoV-2. Cómo es el que se realiza en la Argentina.

Desde que el coronavirus fue declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas se posicionaron como la respuesta para contener al virus. Aunque las inmunización avanza a ritmo dispar en el mundo y existe un gran número de personas que aún no recibieron la primera dosis, los científicos ya comenzaron a desarrollar inoculantes de “segunda generación”. Qué son y qué se busca con estos nuevos desarrollos.

“Las vacunas buscaron mitigar la epidemiología que tuvo lugar desde que se detectó al Covid-19 y están funcionando muy bien, pero la situación es cambiante y dinámica. Es posible que, por la aparición de variantes, sea necesario desarrollar una nueva vacuna o realizar un ajuste en las plataformas. Entonces todas las que estamos utilizando ahora serían de la primera generación y las que se desarrollen luego serán de segunda generación o puede haber una tercera también”, explicó la especialista en vacunas Daniela Hozbor en diálogo con TN

Hozbor, que es investigadora principal del CONICET en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata, agregó que estos nuevos prototipos tiene por objetivo subsanar alguna debilidad que haya demostrado la inmunización de primera generación, pueden estar destinados a grupos poblacionales específicos o, bien, pueden tener un objetivo predeterminado, como refuerzos.

¿Son nuevas las vacunas de segunda generación?

En distintas partes del mundo, decenas de científicos están abocados en dar el siguiente paso en la lucha contra el Covid-19. Y a medida que surgen nuevas variantes del SARS-CoV-2, los investigadores profundizan sus estudios para ponerle un punto final a la pandemia.

En esta batalla contra el coronavirus, la Argentina no quiso quedarse afuera y un grupo de investigadores del CONICET y el Instituto Leloir, liderados por Osvaldo Podhajcer, comenzó a desarrollar una vacuna de segunda generación de vectores adenovirales híbridos, que se encuentra en fase preclínica y que podría comenzar su camino hacia los voluntarios a finales de año.

Pese a que la denominación parece novedosa, las denominadas “vacunas de segunda generación” ya coexisten en el calendario obligatorio definido por el Ministerio de Salud de la Nación.

En nuestro calendario tenemos vacunas de primera y segunda generación. Por ejemplo, una de ellas es la vacuna contra la tos convulsa, que es una enfermedad respiratoria que tiene como origen una bacteria. La primera vacuna que se desarrolló fue y es muy efectiva y tiene una composición de bacteria entera inactivada, es decir que no se puede reproducir. Se usa en la mayoría de los países, pero en algunos se detectaron reacciones adversas más molestas, entonces se pidió una vacuna que tenga una menor reactogenicidad y ahí aparecieron las de segunda generación”, agregó Hozbor, que coordina la Subcomisión de Vacunología de la Asociación Argentina de Microbiología.

Según la especialista, esta nuevas inmunizaciones ya no cuentan con “la bacteria entera” sino que están constituidas por “proteínas (componentes) de la bacteria altamente purificados”, por lo cual son denominadas como “vacunas acelulares”. De todos modos, esta nueva inmunización no eliminó a la anterior, sino que ahora se complementan.

“En nuestro calendario usamos la vacuna de primera generación contra la tos convulsa para la población pediátrica y la de segunda generación se aplica a la población adolescente y adulta, donde las reacciones adversas se hacen más notorias. Con lo cual, conviven vacunas de primera y segunda generación”, relató.

Para qué sirven

Como ya se dijo, estas nuevas inmunizaciones tiene por objetivo mejorar algún aspecto de sus predecesoras, entre los cuales se pueden incluir disminuir los efectos secundarios, elevar los niveles eficacia o efectividad, dar respuesta a una situación epidemiológica específica o estar enfocadas a grupos poblacionales determinados.

“Frente a la enfermedad provocada por SARS-CoV-2, se desarrollaron un montón de vacunas que buscaron mitigar la epidemiología que tuvo lugar desde que se detectó y estas vacunas están funcionando muy bien, pero esta situación es cambiante y dinámica. Entonces, ante un cambio, es posible que estas vacunas necesiten un ajuste”, detalló Hozbor.

En palabras de la especialista, las vacunas aprobadas y que se aplican en gran parte del mundo “están formuladas a partir del conocimiento de cómo es el virus original de Wuhan, pero quizás con las variantes esto no alcance y sea necesario desarrollar una nueva vacuna o se deba realizar un ajuste a las plataformas que ya existen”.

De este modo, las que ya se están aplicando en los diversos planes de vacunación del mundo serán las denominadas de primera generación y las que se desarrollen posteriormente serán las de segunda o tercera, si es necesario.

Las vacunas de segunda o tercera generación buscan sortear alguna debilidad respecto a la primera y pueden reemplazarlas, por alguna situación de la epidemiológica, o pueden convivir porque están destinadas a grupos poblacionales determinados o tienen objetivos específicos. Por ejemplo, las de segunda generación pueden ser utilizadas para aumentar la duración de la respuesta inmunológica a través de un refuerzo”, resaltó

En cuánto tiempo pueden aplicarse estas nuevas vacunas

Con la aparición de las variantes que han demostrado ser capaces de bajar los niveles de eficacia y efectividad de las vacunas ya aprobadas, la necesidad de dar el siguiente paso para frenar la pandemia es indudable. Sin embargo, deberán afrontar un camino similar a sus antecesoras e, incluso, enfrentarse a ellas para demostrar su valía.

“Las vacunas que se usen y que se desarrollen tienen que pasar por los mismos estadios: ensayos en animales, protocolos en entes reguladores y las fases 1, 2 y 3, superando cada una demostrando su seguridad y eficacia. Pero en el caso de estas vacunas ya no vamos a poder hacer comparaciones entre grupos no inmunizados y placebo, sino con personas que ya fueron inoculadas las vacunas de primera generación”, aseveró Hozbor y advirtió que a estas nuevas inmunizaciones se les exigirá que, “por lo menos, induzcan una respuesta inmunológica que no sea inferior a las de primera”.

De todos modos, la especialista señaló que estos tiempos podrían ser inferiores, siempre dependiendo de qué es lo que se evalúa. “En vacunas hay que evaluar seguridad y eficacia, la eficacia es en prevenir la enfermedad. Como antes no sabíamos cuál era la respuesta inmunológica que nos lleva a la protección, la manera de evaluarlas era haciendo comparaciones entre grupos de vacunados y no vacunados, pero tras conocer el mecanismo por el cual se ejerce la protección es posible que los ensayos no sean tan largos”.

“Es decir que no hay que esperar a que la enfermedad ocurra para hacer los cálculos de eficacia, sino que, simplemente, vos inmunizás y, después de cierto tiempo de haberse vacunado, evalúas esa respuesta inmunológica que es indicativo de la capacidad protectora de la vacuna. Eso acorta los tiempos”, concluyó.

Fuente: TN

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