Si bien muchos expertos creen que el virus SARS-CoV-2 no desaparecerá nunca, en un futuro podría no representar riesgos, tal como sucede con otras enfermedades que hoy están controladas gracias a las vacunas y los anticuerpos que generan las personas al exponerse a ellos. Cuando la mayoría de la población esté vacunada, el patógeno comenzará a atenuarse, y producirá una infección asintomática para los adultos, mientras que los niños sólo sufrirán un leve catarro, indica la publicación.
El estudio revela que con el paso del tiempo «la inmunidad que bloquea la infección disminuye rápidamente, pero la inmunidad que reduce la enfermedad es de larga duración«, por lo que a pesar de que aún habrá contagios, se evitarán las formas más graves y muertes por Covid-19.
Cómo evolucionará el coronavirus
En los próximos años, el virus pasará de su etapa pandémica a ser una endemia, es decir, que permanecerá en la población pero no generará brotes virulentos como los de ahora, ya que la mayoría de la gente estará vacunada o habrá estado expuesto a él en algún momento de su vida, salvo los niños más pequeños, que podrían sufrir un leve catarro.
Por lo tanto, «una vez que se alcanza la fase endémica y la exposición primaria es en la infancia, el SARS-CoV-2 puede ser no más virulento que el resfriado común«, aunque predicen «un resultado diferente para un coronavirus emergente que causa una enfermedad grave en los niños».
«Estos resultados refuerzan la importancia de la contención del comportamiento durante el lanzamiento de la vacuna pandémica«, es decir, la necesidad de tomar medidas preventivas como distancia social y uso de barbijos, «al tiempo que nos impulsan a evaluar escenarios para continuar la vacunación en la fase endémica», indican los científicos.
Según el modelo elaborado por el grupo de científicos, «esta transformación tardará entre uno y 10 años”, explicó a El País Jennie Lavine, investigadora de la Universidad Emory (Estados Unidos) y primera autora del estudio.
Inmunidad Covid
La cantidad de años que tardará en atenuarse el virus dependerá de lo rápido que se propague el virus y de la velocidad de vacunación, indicó la investigadora. Pero también es clave la duración de la inmunidad luego de que alguien se contagia o se vacuna contra el Covid. «Lo ideal es que la capacidad de bloquear la enfermedad sea duradera, pero que la capacidad de transmisión sea más corta», detalló Lavine.
Los científicos consideran que el SARS-CoV-2 es parecido a los cuatro virus del resfrío con forma de corona ya conocidos, y no son tan similares a los dos coronavirus más virulentos, el SARS de 2002 y el MERS de 2012. En caso de que esto se confirme, cuando la mayoría de la población esté vacunada, el virus dejará de causar las formas más graves de la enfermedad, gracias a la acción inmunizadora de las vacunas. Sin embargo, todavía no se sabe si las vacunas evitan los contagios.
De esta forma, los únicos que no tendrán protección alguna contra el Covid-19 serán los niños que nazcan en los próximos años, pero en ellos solo se producirían síntomas leves parecidos a un resfriado, que es lo que sucede con los demás virus estacionales conocidos.
¿Qué pasa con las nuevas cepas de coronavirus?
Lavine y su equipo afirman que una mutación del coronavirus que se extienda más rápido pero no sea más letal bajará la mortalidad. Además reforzaría la inmunidad de la gente, ya que los contagios asintomáticos generan anticuerpos y así mejoran las defensas.