Cáncer de próstata: la importancia de la detección temprana

Es el más frecuente en varones, representando el 20% de todos los diagnósticos oncológicos masculinos en Argentina.

El Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Próstata se conmemora cada 11 de junio y el objetivo de esta fecha es generar conciencia sobre una enfermedad que sigue siendo la tercera causa de muerte por cáncer en hombres, especialmente a partir de los 65 años, mientras que, a pesar de su alta frecuencia, detectarlo a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Según datos Ministerio de Salud de 2022, se registraron 3.578 fallecimientos, lo que representa una tasa bruta de 15,9 muertes cada 100.000 varones y la mortalidad por este cáncer aumenta con la edad, principalmente a partir de los 60 años.

La próstata es una glándula pequeña del sistema reproductor masculino que está ubicada justo debajo de la vejiga y tiene la función de producir parte del líquido seminal que protege y transporta a los espermatozoides. Con el paso de los años, puede presentar un crecimiento anormal.

Ese aumento de tamaño puede deberse a un tumor benigno (como una hiperplasia prostática) o a un cáncer (llamado adenocarcinoma prostático). Este último representa el 20% de todos los cánceres que afectan a los hombres y el 9 % de todos los cánceres en la población general.

“Lo positivo es que, si se detecta de forma precoz, el 95 % de los pacientes supera los 15 años de vida y tiene mejores probabilidades de curarse”, explicó la Dra. Valeria El Haj, directora médica nacional de Ospedyc, quien añadió: “Si un hombre no tiene factores de riesgo, debe comenzar los controles anuales a partir de los 50 años. Pero, si tiene antecedentes familiares o presenta sobrepeso, debe empezar los chequeos a los 40 años”.

Los factores de riesgo

Hay varios factores de riesgo que aumentan las chances de desarrollar cáncer de próstata. El primero es la edad: es poco común desarrollarlo antes de los 50 años y se vuelve más frecuente con el envejecimiento. Además, hay que tener en cuenta los antecedentes familiares; si un padre o un hermano tuvo cáncer de próstata o incluso una madre tuvo cáncer de mama, el riesgo aumenta.

También influye la obesidad, que no solo eleva las probabilidades de tener cáncer, sino que está asociada a casos más agresivos y con mayor posibilidad de recaídas. Por último, la alimentación también juega un papel fundamental: las dietas ricas en grasas animales, lácteos y carnes rojas aumentan el riesgo, mientras que una alimentación basada en frutas y verduras lo disminuye.

Uno de los desafíos del cáncer de próstata es que, en sus primeras etapas, puede no generar síntomas. Es por esto que los controles preventivos son tan importantes. De todos modos, hay algunos signos que deben llamar la atención: aumento en la frecuencia o urgencia para orinar, dificultad para comenzar a orinar o un chorro débil, sangre en la orina o el semen, dolor en la zona pélvica o en los huesos, pérdida de peso involuntaria y disfunción eréctil.

La importancia de la prevención y los controles

“Las estadísticas demuestran por qué el control anual con un urólogo es crucial, no es exagerado decir que puede salvar vidas. El gran problema es que muchos hombres llegan tarde por miedo al examen o por falta de síntomas. Necesitamos cambiar esa cultura”, señaló Dr. Guillermo Scolari, miembro de la sección de Uro-Oncología del Hospital Británico (M.N. 127.040).

En cuanto a la prevención, la misma reduce hasta un 30% la mortalidad con chequeos regulares, permite un diagnóstico de hasta 10 años antes de que aparezcan los síntomas y posibilita la aplicación de tratamientos menos invasivos cuando se detecta precozmente.

“Nuestro mensaje es claro: después de los 50 (o 45 si hay factores de riesgo), el control anual de próstata debe ser tan rutinario como el chequeo cardiológico. La indiferencia puede costar caro”, concluye el Dr. Scolari.

Por su lado, El Haj manifestó: “Si se sospecha cáncer de próstata, el primer paso suele ser un análisis de sangre que mide el PSA (antígeno prostático específico). Esta proteína se produce únicamente en la próstata y, cuando sus niveles en sangre están elevados, puede ser un indicio de cáncer, aunque también pueden subir por otras razones como una infección o un crecimiento benigno”.

“Por eso, si el resultado es alto, el médico suele repetir el estudio. Si los niveles siguen elevados, se pueden indicar estudios por imágenes como la ecografía o la resonancia magnética y si es necesario, se realiza una biopsia. Esta última es la única prueba que permite confirmar con certeza la presencia de células cancerosas”, culminó la experta.

Fuente: NA

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